Circuito de Zandvoort

Los inicios (1948-1952):

En las dunas de la costa holandesa, donde el viento susurra entre la arena y el mar ruge con fuerza, nació en 1948 el circuito de Zandvoort. Un trazado sinuoso de 4,2 kilómetros, conocido como «La Pista Naranja» por su característico color, que desafiaba a los pilotos con sus curvas peraltadas, como la mítica Tarzanbocht.
Concebido por John Hugenholtz, un ingeniero amante del automovilismo, Zandvoort se convirtió rápidamente en un referente del motor en Europa.

El 7 de agosto de 1948, el rugido de los motores llenó el aire cuando el Circuito de Zandvoort abrió sus puertas por primera vez. Con una longitud inicial de aproximadamente 4,200 metros, la pista serpenteaba entre las dunas, desafiando a los pilotos con sus curvas y cambios de elevación.

Llega la Fórmula 1

El Circuito de Zandvoort se ganó su lugar en la historia de la Fórmula 1 como anfitrión del Gran Premio de los Países Bajos. Desde 1952 hasta 1985, los monoplazas de la máxima categoría rugieron por sus curvas desafiantes. Las emociones alcanzaron su punto máximo en cada edición, con pilotos legendarios como Jackie Stewart, Niki Lauda y Ayrton Senna dejando su huella en la arena.

Las carreras en la «Pista Naranja» eran un espectáculo vibrante. La velocidad y el riesgo se combinaban con la pasión del público holandés, creando una atmósfera única que se vivía con intensidad en cada curva. Zandvoort era sinónimo de emoción, de derrapes y de adelantamientos imposibles.

Primeras modificaciones

A lo largo de los años, el circuito experimentó transformaciones significativas. En la década de 1980, una remodelación radical redujo su longitud a 2,526 metros. La seguridad se convirtió en una prioridad en el automovilismo y Zandvoort, con sus curvas peraltadas y su trazado desafiante, no cumplía con los nuevos estándares, lo que llevó a la cancelación del Gran Premio de Holanda en 1985.

El circuito no se rindió. Se emprendieron reformas para mejorar la seguridad, incluyendo la eliminación de las peraltes y la modificación de algunas curvas. Zandvoort se adaptó a los nuevos tiempos, sin perder su esencia original. Sin embargo, la pasión por las carreras y la búsqueda de la excelencia llevaron a la recuperación de secciones del trazado original. En 1999, el Circuito de Zandvoort renació con una extensión máxima de 4,307 metros. El trazado, aunque se quedaba muy pequeño para los monoplazas de F1, era ideal para coches menos potentes como los Gts o turismos.

Regreso de la categoría reina

Las ganas de volver a Holanda se intensificaron por las actuaciones del piloto estrella y local Max Verstappen. El plan era actualizar el circuito para cumplir las nuevas normas de seguridad pero sin perder las líneas originales. La idea parecía imposible, ya que la pista se quedaba justa para albergar a los grandes y velocísimos monoplazas de la categoría reina.
La ingeniosa idea para conseguirlo fueron los peraltes.
La última curva se modificó por completo con un peralte similar al de Daytona en el que los coches aceleraban a fondo y llegaban a velocidades más altas en meta y se facilitaban los adelantamientos. En las horquillas de la curva 1 y 4 también se introdujeron unos peraltes con mucha inclinación (t4), que proporcionarían varias trazadas y mayor espectáculo.
El resto del trazado permaneció casi inalterado respecto al original. Salvo, obviamente, el aumento de las escapatorias y mejoras en las barreras de seguridad.
Los accesos, instalaciones, boxes y tribunas se renovaron y ampliaron para cumplir con el nivel del Gran Circo.

Aunque nadie daba un duro por el éxito del proyecto, en 2021, después de 36 años de ausencia, la Fórmula 1 regresó a Zandvoort por todo lo alto. La carrera fue un espectáculo, venció el local Max Verstappen, se demostró que los cambios funcionaron según lo previsto y sobre todo, quedó claro que Zandvoort es un circuito especial e histórico que aporta carreras espectaculares.